FLAMENCO. Notas para conocerlo

Introducción
Enlace Introducción Flamenco (Flamoslandia)

Como todo arte auténtico, el flamenco tal vez se disfrute más cuanto más se conoce, pero eso no quiere decir que no pueda incluso cuando no se sabe nada de él.

El cante flamenco es una de las realidades más significativas del patrimonio cultural andaluz. En el flamenco encontramos muchas de las huellas de nuestro pasado y presente. Es un marco adecuado para el conocimiento de:
  • nuestra cultura,
  • la poesía popular y culta,
  • y referentes históricos y geográficos de la comunidad Andaluza.
Hoy es objeto de estudio por parte de los especialistas y flamencólogos que llega a todas las partes del mundo.


Sobre el origen etimológico del Flamenco
Sobre el origen de la denominación flamenco se han esgrimido todo tipo de teorías. Una de las más interesantes es la que sigue:

(1)La expresión cante (o baile) flamenco… se debe a que durante el reinado de Felipe III, a los gitanos de edad comprendida entre los dieciocho años y los cuarenta de su edad, se les saca de las gitanerías y se les da a elegir entre ser llevados a galeras o a la guerra de Flandes… a algunos se les permite regresar a España, yendo provistos de una célula en la que se leía: Por los servicios prestados al Rey Nuestro Señor, se les permite andar libres por nuestros reinos, lo cual les distinguiría de los que seguían en la gitanería. Y a los gitanos libres se les empieza a llamar “los de Flandes”, “los flamencos”, hasta que, a mediados del siglo XVIII, una pragmática de Carlos III les declara libres… Ello hace que a todos se les llame flamencos en equivalencia al gitano libre, y flamenco a lo que comúnmente cantan o bailan.
Pero el flamenco (cante y baile) no es, ni mucho menos, del todo gitano, dado que, a mediados del siglo XIX, “los payos” (no gitanos) empiezan a irrumpir en él ¡Y de que forma!


(1)extraído de Flamenco: orígenes y etimología de Andrés Salom, Universidad de Murcia


¿Qué es el Flamenco?
El Flamenco es un arte de origen español, fuertemente impregnado de cantos y danzas populares de la Andalucía medieval. Nacido en el seno de la comunidad gitana, su magia y misterio se basan en unas sólidas raíces formadas por rasgos mozárabes, elementos judíos y características árabes.

La cultura gitana fue determinante para el desarrollo del flamenco, es la que mayor empuje ha dado a esta música. Los gitanos se asentaron principalmente en las provincias de Sevilla y Cádiz durante el SXV. Por esto se las considera cunas de este estilo.

Posteriormente se fue extendiendo al resto de Andalucía y a otras zonas de Extremadura, Murcia, Salamanca, Valladolid, Madrid, y durante la industrialización, a Barcelona.


Etapas del cante flamenco

  • Primera etapa: el flamenco desde 1800 hasta 1840.
  • Segunda etapa: los cafés de cante.
  • Tercera etapa: primera mitad del siglo XX.
  • Cuarta etapa: el flamenco desde mediados del siglo XX.

Primera etapa: el flamenco desde 1800 a 1840
En este periodo, el flamenco se dio sobre todo en las provincias de Sevilla y Cádiz.
Los gitanos andaluces cantaban sus letras, reservándolas al ambiente íntimo y familiar. El cantaor no era todavía profesional. Cantaba a cambio de manutención y algún dinero. 
Se presentaron también otros cantes de influencias peninsulares y americana, con lo que se creó una corriente de interacción entre el canto gitano popular y el andaluz, más culto, del que surgió el complejo tramado del actual cante flamenco.

Las formas más cultivadas en este período fueron:
 
Dentro de ámbito gitano:
  • las tonás de Sevilla,
  • las alboreas,
  • los cantes de jaleo
  • y las corridas
Dentro de la tradición andaluza culta:
  • las cañas
  • polos
  • rondeñas
De esta época se conocen algunos nombres como: Juan Encueros, El Planeta, El Fillo, el Juanele, Franco Colorado, Luis el Cautivo, los Pelaos de Triana y la Perla. No obstante el nombre de un artista que logró transcender el ámbito familiar y se convirtió en patriarca del flamenco primitivo fue Francisco Ortega Vargas, conocido con el nombre del “el Fillo”, que vivió en la villa de Puerto Real; compuso algunas seguiriyas que todavía en nuestros días son apreciadas por los entendidos.
Al margen de Puerto Real, otros puntos ostentaron el papel de núcleos flamencos, principalmente Triana, Cádiz, San Lúcar de Barrameda, Ronda, Jerez y el Puerto de Santa María.

Segunda etapa: los cafés de cante
La segunda etapa se sitúa en la segunda mitad del siglo XIX y se distingue por el impulso que experimenta el flamenco, saliendo del ámbito familiar. 
Para ello fue esencial la aparición de los “cafés de cante” o “cafés cantantes”. 
En estos locales se oía el cante mientras se consumía. El cuadro flamenco que actuaba estaba formado por un guitarrista, uno o varios cantaores, tres o cuatro bailaoras y dos bailaores. 

En esta etapa se desarrollan la mayoría de cantes que conocemos hoy, destacando:
  • las seguiriyas,
  • la soleá
  • y las tonás.
Aunque predomina el cante jondo, otros tipos de cante se fueron introduciendo para satisfacer al cada vez mayor público. Esta tendencia culminó con la aparición del interprete profesional.
A menudo el público participaba espontáneamente, lo que da idea del rasgo primordial del cante flamenco: la improvisación .

En estos cafés de cante o café cantantes se consagraron los grandes cantaores como Silverio Franconetti, Tomás Nitri, Manuel Cagancho, Loco Mateo, Enrique el Mellizo…

A su vez los cafés de cante provocan la aparición de un grupo cada vez más numeroso de cantaores que no son gitanos, dando lugar a los dos estilos que simbolizaron el Nitri y Silverio, el de gitanos y de no gitanos. 
Los unos caracterizados por el culto a las seguiriyas, soleares, martinetes y un dominio inimitable de los tangos, bulerías y un estilo de cantar “el rajo”. 
Los otros por su inclinación hacia los cantes levantinos, por el fandango y el culto a las facultades vocales y la retórica.

Tercera etapa: primera mitad del siglo XX
Durante el siglo XX, el arte flamenco entró en un periodo de decadencia, cuando la música se convirtió en algo teatral y comercial. 

El intento de Manuel de Falla y Miguel Cerón de revitalizar la tradición flamenca con el Concurso de Cante Jondo de Granada de 1922, marca un paso importante para la consideración del flamenco por parte de los intelectuales en la historia del flamenco, aunque no tuvo éxito en combatir esta época de decadencia, que se mantudo durante la guerra civil y el periodo inmediatamente posterior.

El repertorio flamenco fue “aflamencado” por folclóricos y folclóricas en la radio y el cine, usurpando protagonismo a los verdaderos artistas.

Ésta época es conocida como la ópera flamenca (aunque no era más que una denominación meramente fiscal con el fin de eludir el impuesto del 10% estipulado para los espectáculos flamencos a cambio de una carga del 3% que tenían los conciertos musicales y las óperas).

El protagonista indiscutible de esta época será Pepe Marchena. La ópera flamenca y Pepe Marchena frivolizaron el cante, quitándole seriedad y convirtiéndolo en algo superficial, según sus detractores.

El fandango se convirtió en el rey de los estilos flamencos.

La posguerra supuso un desarrollo marcadamente folclorista y un predominio de la escuela marchenera, aunque cantaores cono Antonio Mairena podrán un contrapunto a esta situación.

Cuarta etapa: el flamenco desde mediados del siglo XX
Esta etapa de “renacimiento” vendrá marcada por la primera competición permanente y el festival de la canción de Córdoba en 1956 así como por la creación de la cátedra de flamencología en Jerez en 1957. Supone un equivalente a la era de los cafés cantantes y se sucedieron nuevos intérpretes comparables a aquellos de épocas anteriores. 
 
Cantaores como José Mercé, “Fosforito”, en Córdoba, Enrique Morientes en Granda, José Meneses, “El Lebrijano”, y sobre todo Camarón de la Isla son cantaores que no podemos olvidar. 

Camarón de la Isla junto a Paco de Lucía, a la guitarra, marcan nuevos rumbos del flamenco, llevándolo a la internacionalización.

Finalmente podemos decir que asistimos a un eclecticismo, un “flamenco fusión”, muy propio de los tiempos que corren. Se mezcla el jazz, la salsa, el pop, con el flamenco, dando lugar a grupos o cantantes como Pata Negra, Ketama…


Factores que determinan el flamenco 

El Flamenco no hubiera sido posible sin la aportación del pueblo gitano. De hecho ha formado parte de su vida en todas las circunstancias, desde los cantos para trabajar, para dormir a los niños, como para las bodas, fiestas o para rezar. 

El Flamenco muestra su arte de distintos modos: en el cante, el baile y el toque.

Cante
El cante (cante jondo o cante hondo) se basa en la voz de garganta o de pecho, arrebatadora, desgarrada, donde las cuerdas vocales son un vehículo de expresión de la emoción interior. Por este motivo, encontramos tantos "ayes" cargados de melismas y adornos que sirven para templar la voz y mostrar los sentimientos del texto y su carga simbólica o de moraleja. 

Toque
Aunque existe todo un repertorio de cante "a palo seco", sin acompañamiento, pronto surgió el toque, con la guitarra, las castañuelas, las palmas y el taconeo, para reforzar la estética flamenca y el cante. 

Baile
El baile es la plasmación plástica y visible del "quejío" interno del cante. Así se organiza todo un acompañamiento de danza y baile alrededor del cante. En un principio se bailaba en los patios familiares, más tarde en fiestas privadas y cafés-cantantes, mientras que hoy en día el flamenco puede disfrutarse también en tablaos y conciertos. Suele ser un baile individual (un bailaor o bailaora), aunque a menudo se recurre a parejas y grupos por razones de coreografía y puesta en escena. Como expresión del sentimiento vocal, el baile es pasional arrebatador, improvisado y con posturas muy elegantes.

La voz

Enlace Mapa conceptual LA VOZ FLAMENCA

La voz es el elemento principal del cante flamenco. 
Para cantar flamenco no hace falta tener un tipo de voz determinada ni responder a un patrón concreto. A diferencia del cante lírico, en el flamenco no se imposta la voz. Lo importante no es tener una voz bonita, sino tener una voz propia, una tensión peculiar y la expresividad del lamento y el desgarro interior.

Dependiendo del timbre, altura o la manera de interpretar una canción pueden existir distintos tipos de voces flamencas:

Afillá
Voz rota, ronca, rajada, con matices graves y opacos. Muy apropiada para imprimir mayor dramatismo a los cantes primitivos, sobre todo a tonás y seguiriyas. 
Debe su nombre al cantaor gaditano El fallo. Manolo Caracor o Carmen Linares tienen este tipo de voz.

Redonda 
Es dulce, melodiosa, pastosa y viril. Se llama también “flamenca”. Permite un mayor virtuosismo interpretativo. 
Grandes cantaores históricos tenían este timbre como Tomás Pavón o Pastora Pavón conocida como La Niña de los Peines cuya voz ha sido declarada Bien de Interés Cultural.

Cantaora o fácil
Fuerte aunque brillante, flexible y alegre. Su frescura y flexibilidad la hacen ideal para la ejecución de los cantes festeros (bulerías, alegrías, jaleos y tangos). 
Un ejemplo es la Perla de Cádiz.

Laína
Voz aguda, fina y vibrante. Muy adecuada para realizar todo tipo de arabescos, floreos y ornamentaciones vocales, es ideal para la interpretación de los verdiales, fandangos, malagueñas, granaínas y tarantas entre otros cantes. 
Ejemplos Manuel centeno y Luis de Córdoba.

Natural
También conocida como vos de pecho o gitana. Tiene un registro similar al habla, parece brotar sin grandes esfuerzos. Está muy próxima a la voz redonda, pero resulta más impactante y áspera, rasgos que comparte con la voz afillá.
Antonio de Mairena puede servirnos de prototipo de esta voz.
 

Falsete 
Permite abordar registros de mujer o niño. Da mucho juego en los cantes de ida y vuelta (milongas, vidalitas, guajiras) y en algunas adaptaciones flamencas.

Técnicamente la interpretación del cante flamenco requiere, especialmente en los cantes más exigentes, una buena preparación que permita realizar al cantaor los giros, melismas o cambios de registro de forma natural y estética.

Los instrumentos

Aunque el instrumento principal para acompañar el cante flamenco es la guitarra, no hay que olvidar que, en sus orígenes folclóricos, se utilizaban instrumentos de pequeña percusión o de cuerda frotada. 

En la actualidad se emplean también instrumentos de pequeña percusión como panderetas, castañuelas o instrumentos rústicos y caseros, como el almirez, los canutos de caña, cacharros y cucharas; instrumentos de cuerda frotada (violines). Antiguamente también se utilizaban otros instrumentos de cuerdas como vihuelas y bandurrias. 
 
El cajón acompaña a la música flamenca desde hace dos décadas, especialmente para fusionarse con otros géneros musicales como el jazz, el rock o músicas étnicas africanas y asiáticas. Además se utilizan en la actualidad otro tipo de instrumentos acústicos, electrófonos y electrónicos.  

El baile

Dependiendo de la interpretación del bailaor o bailaora, el baile flamenco puede ser de mayor riqueza artística o más sencillo y, por lo tanto, popular.

La ejecución del baile flamenco exige el control de dos habilidades fundamentales:
  • El ritmo del compás llevado por los pies, que se controla gracias a tres técnicas distintas: zapateado (consiste en marcar el ritmo con los pies sobre el suelo), punteado (movimientos suaves de los pies, de carácter ligero y con desplazamientos y floreos habilidosos) y pateo (movimientos enérgicos de los pies, que realizan golpes fuertes contra el suelo).
  • La expresión corporal, en especial el movimiento de manos y dedos, que completan el entramado barroco presente en este tipo de baile. 

Estructura del baile
El baile flamenco sigue una estructura básica:

  • Entrada o paseo. Se sitúa en el escenario.
  • Falseta o parte lenta. Interviene la guitarra, no hay cante.
  • Escobilla, se hace el zapateado, no hay cante, sólo guitarra.
  • Final o salida. Se acelera el palo o se termina con palos afines.

                                        Los palos
Enlace Grupos y Palos Flamoslandia  

Los palos en el flamenco son los diversos estilos con que este arte se expresa.
De entre las múltiples posibilidades de agrupación de los palos nos acogeremos a aquella que clasifica los palos en tres grandes grupos: Cante jondo, cante flamenco y sones aflamencados.


Cante jondo. Lo componen los cantes más antiguos: las tonás, las seguirillas (o seguiriyas), la soleá y el fandago. Todos los demás palos están emparentados de una u otra forma con alguno de ellos.

Cante flamenco. Se entiende por cante flamenco los palos que derivan de la soleá o del fandango. Siguen el mismo esquema rítmico del palo de procedencia, pero se ejecutan a otra velocidad o con cambios en las melodías y en los acordes. Así pues, de la soleá se derivan las bulerías, alegrías, cantiñas, tangos, tientos... Del fandango, los verdiales, fandango de Huelva, de Almería, granadinas, malagueñas...

Sones aflamencados
. Son palos que provienen de la flamenquización de canciones populares. Algunos son de origen andaluz, como la petenera, la nana, los campanilleros, siendo la más popular la sevillana. Otros tienen origen en otras regiones españolas, como la farruca, de ascendencia gallega, o el garrotín asturiano. Y los hay de origen español pero con influencias cubanas (rumba y guajira), argentinas (milonga) o colombianas (colombianas)...

Los palos más representativos son:
Alboreá:
uno de los primeros cantes. se canta en las bodas gitanas y está rodeado de mucha superstición. se ha llegado a afirmar que cantando fuera de su ambiente, acarrea todo tipo de calamidades tanto al que la interpreta como al que la escucha.

Alegrías:
Generalmente tiene cuatro versos octosílabos y fue concebido para ser bailado en fiestas. Lo forman una sucesión de coplas entre cada una de las cuales se introduce una variación o juguetillo con melodía diferente pero idéntico compás.

Bulerías:
tiene tres o cuatro versos octosilábicos y se interpreta como final de otros cantes. Generalmente es para bailar y está considerado como el baile flamenco por antonomasia. su origen es de finales del siglo XIX y tiene un ritmo rápido, con muchos gritos de alegría y jaleo. En este palo es en el que se nota más el redoble de las palmas.

Fandango:
En origen fue un baile popular pero en el siglo XIX algunas de las muchas variantes andaluzas se fueron aflamencando y hoy en día está considerado uno de los palos flamenco fundamentales. Ningún otro palo tiene tantas variantes, tanto locales (Huelva, Cádiz, Granada...) como personales, es decir compuestas por distintos artistas flamenco.

Martinete:
uno de los palos más antiguos. Proviene de las Tonás que cantaban los gitanos en la fraguas de Cádiz, Jerez y Sevilla. Sus letras suelen ser tristes y en ocasiones de contenido anecdótico.

Rumba:
de origen hispanoamericano, llega a España y cobra fama gracias a los diferentes espectáculos de variedades existentes y al teatro. Es entonces cuando los intérpretes flamencos la adoptan y le añaden un aires fiestero parecido a la bulerías.

Seguiriya:
apareció a finales del siglo XVIII y se acentuó su práctica a principios del siglo XIX. Es un cante con drama y letras tristes, considerado esencia del flamenco. Muy difícil de interpretar ya que tiene muchos matices, lo que hace que haya que conocerlo bien para llevar correctamente la medida musical.

Sevillana
Pertenece al folclore musical andaluz. Debe a su lugar de origen un marcado carácter flamenco aun manteniendo los modelos formales de la seguidilla manchega de la que procede. una de sus características es la repetición del verso anterior en varias ocasiones para avanzar la letra. Siempre tuvo la finalidad de acompañar al baile del mismo nombre. Se caracteriza por su gracia, viveza, dinamismo y flexibilidad. Su toque de guitarra se hace en cualquier tono.

Soleá:
uno de los estilos básicos del flamenco. Puede llegar a tener muchas ramificaciones: soleares de Triana, de Alcalá, de Jerez... Los temas de sus letras son muy variados desde lo cotidiano a lo trágico, aunque destacan el amor, la vida y la muerte.

Tango:
Posiblemente uno de los palos más antiguos. Otro de los estilos básicos del flamenco. Tiene muchas variantes y puede ser de Sevilla, Jerez, Málaga... Cuando se canta para ser escuchado tiene un carácter muy solemne, pero cuando se baila, que es lo habitual, es más alegre y pícaro.

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